Una taza de café para la mañana

Jonathan Zamudio

¿Qué efectos tiene una taza matutina de café en nuestro cuerpo?
Una perspectiva godín y saludable sobre su consumo.

Si un día me preguntasen si recuerdo la primera vez que tomé café, con mucha seguridad podría responder que sí. Mencionaría sobre aquella vez que cuando niño mi madre me ofreció un trago de ese dulce oro cobrizo oscuro, su sabor me pareció intrigante, nada parecido al jugo de naranja, a los refrescos o al agua. ¿Era amargo? ¿Dulce? Lo cierto es que no lo sabía, pero me gustó y a partir de ahí, me volví uno más de sus consumidores habituales, era un niño por supuesto y tal solo lo tomaba un par de veces al mes cuando lo recordaba, sin embargo los años fueron pasando, dejé los juguetes por herramientas de trabajo, las salidas con mis amigos de la cuadra se convirtieron en juntas matutinas sobre el nuevo proyecto a desarrollar y las caricaturas evolucionaron en hojas de cálculo, correos electrónicos y pizarras llenas de notas adhesivas sobre cada pendiente de la semana, del día, de la hora. Todo cambió si, todo excepto mi relación con el café, bueno, en realidad también lo hizo, ahora nuestros encuentros no eran esporádicos y opcionales atenidos a mi deseo de beberlo, sino diarios y terminantemente obligatorios para poder “arrancar bien mi día”.

Por todo esto, una mañana de otoño (¿O era invierno?) mientras disfrutaba de mi clásica “poción de velocidad” me surgió la pregunta. ¿Cuánto afecta a mi salud el beber una taza diaria de café? Y motivado por la intriga de saber más sobre esta mágica bebida, me puse a investigar.

Según un documento de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo. “El consumo moderado de café se acompaña de efectos beneficiosos, entre ellos, mejoría del rendimiento cognitivo, reducción de la presión arterial y de la resistencia a la insulina y control del peso corporal. Además, se relaciona con disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, cáncer, enfermedades hepáticas y neurológicas, y disminución de la mortalidad por todas las causas.” (Berlis Gómez Leyva, 2021)

¿Entonces puedo tomar café a diestra y siniestra?

Bueno, en realidad el énfasis que debemos hacer está en la palabra “moderado”, aquí estamos hablando de una taza de café al día, no dos o más, pues puede haber repercusiones.

Según el mismo documento anteriormente citado “Por sus efectos en la fatiga, el consumo nocturno de cafeína puede aumentar la latencia del sueño y reducir su calidad. Además, la cafeína puede inducir ansiedad, particularmente en dosis altas (>200 mg por ocasión o >400 mg por día), y en personas sensibles, incluidas las que padecen ansiedad o trastornos bipolares. Estas diferencias reflejan variaciones en el metabolismo del alcaloide, además de variantes en el gen de los receptores de adenosina.” (Berlis Gómez Leyva, 2021)

Al final comprendí que el café ha estado siempre presente como un silencioso compañero, desde la inocente curiosidad de la infancia hasta la inevitable rutina de la adultez, y aunque su sabor pueda ser interpretado como amargo o dulce, lo cierto es que guarda en sí un matiz de equilibrio que también refleja la forma en que debemos consumirlo, pues entre la virtud del disfrute y el exceso se halla una línea muy delgada, y es precisamente en ese límite donde descubrimos que esta bebida no solo es un estímulo para despertar sino también un puente hacia la reflexión sobre nuestros hábitos, sobre la manera en que lo cotidiano moldea nuestro cuerpo y nuestra mente, y cómo al final, detrás de cada sorbo, hay un recordatorio de que incluso las cosas más simples pueden tener un impacto profundo en nuestra vida.